El sistema centro-periferia es una teoría que describe un orden económico mundial dividido entre un centro hegemónico y una periferia menos desarrollada. Surgió en los años cincuenta para explicar el estancamiento de América Latina y las desigualdades y desequilibrios en el sistema económico global. En esencia, divide el mundo en tres zonas económicas: el centro, la periferia y la semiperiferia, y plantea una estructura jerárquica que explica el desarrollo y la dependencia.
Sistema centro-periferia para clasificar el mundo
Numerosos autores han contribuido a la teoría del sistema centro-periferia desde que el economista argentino Raul Prebisch la planteó por primera vez en los años cincuenta. No obstante, el modelo más popular es del sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein, que planteó en los años setenta su teoría del sistema-mundo. La teoría, que bebe del marxismo, analiza el desarrollo social y el capitalismo partiendo de la premisa de que los países más poderosos explotan a los menos desarrollados en la economía globalizada. Por su parte, el economista Paul Krugman la incorporó para explicar la influencia de la geografía en el comercio internacional a principios de los años noventa.
El sistema centro-periferia divide la economía global en países centrales, periféricos y semiperiféricos en función de su papel en el sistema capitalista mundial. Es decir, los países que dominan la política y la economía global son parte del centro, los más débiles pertenecen a la periferia y los de la semiperiferia están dominados pero también dominan. Como las periferias se centran en producir materias primas o productos agrícolas, serán más pobres que los países productores de bienes desarrollados. Mientras, los países del centro están especializados en fabricar bienes industrializados y tecnológicos.
Por tanto, los países se clasifican según su nivel de desarrollo e industrialización. Los del centro suelen ser ricos, desarrollados, con mayor capacidad militar y suelen estar más integrados con el mercado global. En segundo lugar, los países de la periferia suelen ser menos industrializados y de allí fluyen materias primas y mano de obra barata. Los países de la semiperiferia juegan un papel intermedio: exportan al centro bienes procedentes de industrias deslocalizadas, como herramientas, materiales o automóviles, y exportan a la periferia bienes manufacturados. Aunque no hay una lista definitiva y los Estados pueden pasar de una zona a otra, países centro serían Estados Unidos, Japón o Alemania. Se consideran semiperiféricos Brasil o Sudáfrica, mientras que los periféricos se concentran en Asia, África y América Latina.
Desigualdad y dependencia
Para los defensores de esta teoría, el sistema centro-periferia explica la disparidad en los niveles de desarrollo y en las relaciones internacionales. Este análisis sostiene que en el sistema económico global las relaciones entre los Estados son desiguales y están asentadas en un modelo de explotación, con la estructura jerárquica como obstáculo para los países menos desarrollados y como impulsora de la desigualdad.
Las nociones del sistema centro-periferia se han usado en la teoría latinoamericana de la dependencia, por la que los recursos fluyen de las naciones poco desarrolladas a las más ricas, enriqueciendo estas últimas a expensas de las primeras. La interpretación y aplicación del modelo ha evolucionado. En los años sesenta se sostenía una versión radical que abogaba por romper con un sistema que consideraba abusivo y explotador y desvincularse de la economía mundial.
Henrique Cardoso, después presidente de Brasil, propuso entonces una visión más moderada del sistema centro-periferia: que la dependencia de los países periféricos se debe a que el sistema capitalista no beneficia a todos por igual. Tanto los países pobres como ricos crecen, a diferencia de lo que se creía antes, pero el crecimiento de la periferia estaría limitado porque el sistema alimenta las desigualdades.
Ante esta visión, cierto nivel de proteccionismo y las ayudas estatales debían ayudar a los países a desarrollar industrias para hacerlos más autónomos y así reducir su dependencia del centro. Sin embargo, las dos versiones se han abandonado con el tiempo en favor de la integración y de más apertura al libre comercio.
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